Oscar Traversa fue un gran académico. Lúcido, minucioso, inspirador; generosísimo. Fue un caballero, en el sentido más completo que el término encierra. Y fue, por encima de todo, una excelente persona.

Lo conocí gracias a Eliseo Verón, quien me lo presentó en situación de llevar adelante una tarea forense. Yo lo conocía en el papel, en sus palabras, que había leído para aprender, para aplicar sus teorías a mis trabajos. Encontrarme con él fue un impacto fuerte, el impacto que se siente cuando por fin se está frente a una persona que se admira.

En alguna medida, y aunque después nos encontramos muchas muchas veces (por razones sociales, por razones profesionales), nunca dejó de impactarme la presencia de ese señor tan inteligente, tan carismático. Tan erudito.

En términos sociales, no puedo separarlo de María Rosa, su mujer, de quien hoy me llamo amiga. No puedo separar su recuerdo de los viajes al Pentálogo del CISECO, donde su presencia engalanaba las jornadas, entre tantas personalidades notables y en un escenario paradisíaco.

En términos profesionales, lo admiré y lo admiro, me inspiró y me inspira, me sigue enseñando desde sus textos. Sería ocioso abundar en su trayectoria, en sus logros, en su extensa obra, en la pasión que ponía en todo lo que lo convocaba. La pasión que ponía en todo.

¿Qué puedo agregar a lo que ya se ha dicho sobre Oscar? Solo se me ocurre, para rendirle un homenaje, traer a este recuerdo las palabras de quienes fueron sus alumnos. Tal vez porque representan la fascinación que despertaba -que despierta- su saber aunado a su bonhomía.

Lo que sigue son algunos extractos de lo que los estudiantes escribieron sobre él al término de sus cursos de Historia de los Medios en la Maestría en Periodismo (Universidad de San Andrés – Grupo Clarín), que dictó entre 2015 y 2020.

“Este docente es un tesoro de la Maestría”. “Excelentísimo profesor, gentil y apasionado. Fue un verdadero placer poder asistir a sus clases”. “El profesor es un erudito: de estos ya no quedan. Gracias”. “Fue un placer haber cursado su materia”. “Para mí siempre es un privilegio que una persona que tiene años de vida (más allá de los años que lleva como docente) me trasmita lo que sabe, no solo de su área de conocimiento, pues considero que la enseñanza se compone no solo del tema de la materia, sino también de su experiencia en la vida. En este caso he recibido ambos aportes”. “La semiología es compleja de explicar. Pero Traversa lo consigue”. “Lejos, el de mayor condición humana. Generosísimo en sus palabras y en el aliento a todos por igual”. “Un lujo tenerlo en la cursada”. “No siempre se tiene el privilegio de contar en un aula con un académico de la talla del profesor Traversa”. “Ha sido un verdadero honor y un gran aprendizaje recibir estas clases con el Dr. Traversa”. “Traversa despertó el interés en mí por la Historia de los Medios, gracias al interesante enfoque que le dio a la materia. Anima a continuar investigando”.

Y hasta en el último año, con el desafío que significó para todos el trabajo sincrónico mediado por la pantalla: “Oscar es un apasionado de lo que hace y lo supo trasmitir en cada clase. Fue un acostumbrarnos juntos a la virtualidad y las plataformas, pero lo hizo muy bien”.

O el perfecto resumen de lo que hemos sentido quienes estuvimos cerca de él en un aula: “Es un gran maestro”.

Elijo no ponerme triste con su partida, porque él era un hombre alegre. ¿Si lo extraño? Claro, todos lo extrañamos. Me quedo con el privilegio de haberlo conocido, de haber compartido tantas charlas, de haber aprendido tanto de él. Me quedo con el orgullo de haber sido su amiga.

Silvia Ramírez Gelbes

 

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“Acho que os dez anos do Pentálogo traduzem a força proativa da pesquisa universitária conduzida por mestres cientificamente inquietos, mas institucionalmente persistentes, como é o seu caso. O CISECO surfa vitorioso nas dificuldades. Vai continuar ainda que seja grande a onda adversa para a educação e a cultura no momento.”

Muniz Sodré - UFRJ